17 de noviembre de 2015

Los olvidados.

“Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo.” (Trainspotting, Danny Boyle, 1996).

Este es el futuro que nos venden desde que somos pequeños, pero ¿qué tenemos que hacer hasta llegar ahí?

Por desgracia la vida no es tan bonita ni fácil como la pintan en las películas o como nos la venden nuestros padres cuando somos pequeños ya que para llegar ahí vas a tener que hacerle la pelota a tus profesores, vas a tener que arrastraste tras tu jefe para que te renueve el contrato, si, ese contrato basura que tienes firmado de becario en una empresa por un sueldo de miseria. Pero, ¿quién protege a estos trabajadores? ¿quién les ayuda a salir de ese ciclo precario? ¿los partidos socialdemócratas? No, ellos están demasiado ocupados tratando de llegar al poder. ¿Los sindicatos? Tampoco, ellos defienden los derechos de los trabajadores, así que olvídate, porque tú no eres un trabajador, estas en un nivel inferior.

Como dice David Rueda en su libro Social Democracy inside out, desde la década de los 70 han empezado a marcarse más las diferencias entre los trabajadores. Rueda los divide principalmente en dos categorías: los insiders, es decir, trabajadores que están dentro del mercado laboral, tienen cierta estabilidad y seguridad en su puesto de trabajo. Y por otro lado los outsiders, los que están fuera del mercado laboral, es decir, que no tienen estabilidad laboral o que directamente no tienen trabajo. Básicamente la diferencia radica en la vulnerabilidad que tiene cada categoría ante el desempleo.

Tanto los partidos socialdemócratas como los sindicatos han tendido a la representación y protección de los primeros, los insiders, mientras han dejado, salvo excepciones, a los outsiders abandonados, olvidados.

Pero, ¿por qué los han olvidado? ¿qué tienen los outsiders para que durante tantos años nadie se haya preocupado de ellos?

Aunque no es una traducción literal, los outsiders son personas en situación de desempleo involuntario o con trabajos precarios, es decir, personas con trabajos con unos bajos niveles de protección y derechos laborales, con bajos salarios. También son personas con contratos temporales que van saltando de puesto de trabajo en puesto de trabajo, o personas que tienen trabajos a tiempo parcial involuntariamente. Y la forma más actual de formar parte de los olvidados y del club de los precarios son los contratos de formación, es decir, el camuflaje de puestos de trabajo bajo un contrato, donde tú en teoría tienes que estar recibiendo una formación para tu futuro, pero en realidad estas cubriendo un puesto de trabajo prácticamente gratis y sin ningún tipo de derecho laboral.

Los sectores más vulnerables a formar parte de los outsiders son los jóvenes y las personas mayores de 50 años, pero transversalmente está también la diferencia de género. Si eres mujer sufres todavía más vulnerabilidad.

El problema de la precariedad es que es muy difícil de articular, de conseguir algún cambio por la propia esencia de los outsiders.

Por ejemplo, los sindicatos suelen organizarse por secciones, pero si eres una persona que cada 6 meses está cambiando de trabajo, por mucho que estés afiliado a un sindicato, no van a poder ayudarte. ¿Qué vas a estar, 6 meses en la sección de la metalurgia, luego pasas otros 6 meses en la sección de la educación y así consecutivamente? De esta manera la propia estructura sindical cierra la puerta a los precarios.

Por otro lado, también es muy difícil que los propios precarios se organicen en sus puestos de trabajos temporales, ya que si una empresa tiene que cubrir 5 puestos de trabajo y los cubre con becarios, los va a ir cambiando cada cierto periodo de tiempo. Lo que esa volatilidad va ha hacer es que sea muy difícil la organización de esas personas, y si lo consiguen, simplemente con que la empresa despida a los cinco y contrate cinco nuevos, acaba con su organización.

También los propios precarios tienen la esperanza de que en algún momento llegarán a ser insiders. Con la promesa de las empresas de que en el futuro tendrán su esperado contrato como trabajador, cierran más puertas todavía a una posible organización, ya que no son conscientes de esa situación que ellos quieren creer que es temporal. Quieren creer que cuando entran de becarios solo estarán 6 meses y que después les harán un contrato real, por lo que mientras, se esfuerzan todo lo que pueden para poder conseguir ese puesto de trabajo tan cotizado hoy en día, que en sí mismo no es malo. Lo que es malo es que en esa situación de prueba constante, y ante la premisa de que sí lo haces bien tendrás tú contrato, llegamos al límite de hacer todo lo que nos digan o nos manden solo por demostrarles que seremos buenos trabajadores.

Un problema más de los becarios es que tienen que luchar contra viento y marea, no tienen nada a su favor. Está la propia empresa que los usa como mano de obra barata, y están sus “compañeros” de trabajo a los que irónicamente les vienen bien también estos becarios, ya que así les quitan trabajo de encima y probablemente el trabajo más sucio de la empresa.

Por último, y rozando el límite de la locura en la precariedad están los voluntarios. Desde fuera a muchas de esas personas que están en algunas empresas u ONGs de voluntariado las vemos como unas maravillosas personas con un gran corazón y con muchas ganas de ayudar a los más necesitados, y nada más lejos de la realidad. Muchas de ellas son así, pero también existe el lado oscuro y precario de los voluntarios. Son personas que por su propia formación están preparadas para trabajar en el tercer sector, pero ciertas empresas, principalmente ONGs, les fomentan que estén de voluntarios uno o dos años y así ganar experiencia en su sector para luego poder encontrar ese maravilloso puesto de trabajo que están buscando, cosa que en muchos casos no sucede porque finalmente son sustituidos por nuevos voluntarios con sus mismas esperanzas.
Lo más turbio de esta situación es que para desarrollar este voluntariado, que puede llegar a durar hasta los tres años, te pidan una formación específica como psicólogo, trabajador social, educador social etc. que acaban nuevamente cubriendo puestos de trabajo sin contratos ni derechos.

¿Quién se acuerda de estas personas? ¿Quién hace algo por ellos? ¿Cómo vas a poder ayudar a trabajadores que directamente no tienen ni la propia consideración legal de trabajador?

Estas personas han sido olvidadas por los partidos socialdemocracias, los mismos que crearon los trabajos temporales. Han sido olvidados por los sindicatos que defienden a los trabajadores, pero no a los que ocupan este tipo de trabajos que no están reconocidos. Pero también han sido olvidados por ellos mismos, porque antes que reivindicar sus derechos prefieren pasar por el aro temporalmente para conseguir ese trabajo. El problema es que muchas veces esta precariedad se vuelve crónica y acabas encadenando contratos precarios sin ninguna visión de futuro. Y al final no tienes vida, no tienes empleo, tampoco ese televisor grande que te cagas, ni el coche, ni la casa, ni la familia.

Olvidados por todos, reconocidos por nadie.



Escrito por Daniel N.S.

18 de octubre de 2015

Otoño precario y caliente.

HOJAS EN EL OTOÑO

Suena el pistoletazo de salida para esta campaña y vamos a por todas. Nosotras las jóvenes precarias no queremos aceptar algo que nos pesa en el pecho, algo que nos baja el estómago y nos da jaquecas. No queremos asumir falsas promesas, no queremos una juventud disfrazada de formación, cuando todas sabemos que debajo se esconde trabajo. No queremos firmar los chistes que son las becas de formación, las prácticas, las oportunidades. Queremos firmar contratos que nos digan esta será tu formación y este el trabajo a realizar. No queremos la bondad de la jefa, hoy descanso de diez minutos, mañana sin descanso y pasado uno de 5 minutos. No queremos trabajo por objetivos con salario constante. Y no queremos que llegue ese momento cada año nos caemos del puesto. Nos caemos y nos amontonamos en el paro, ya maduras. No queremos ser hojas en el otoño.

La precariedad se define como la situación laboral intermitente, como falta de derechos en el trabajo, como inestabilidad vital, como prácticas que esconden trabajo, en claro fraude legal. La precariedad rompe la comunidad. La precariedad es una estrategia cortoplacista que lleva a las comunidades a enfermar. Y esto lo queremos rechazar. Y vamos a por todas. A por todas las barreras para construir una comunidad sana, a por todas las personas responsables de nuestra situación, a por todas las argumentaciones cínicas y a por todas las razones para la apatía.


En esta campaña pedimos a todas las compañeras universitarias que reflexionen y actúen. Que no acepten ser hojas, que no se conformen con la caída y el suelo. Sabemos que no te formas, trabajas. Acércate, conócenos y conócete, conoce tu situación y cómo solucionarla. PONTE LAS ZAPATILLAS QUE ESTO HA EMPEZADO  

(Este comunicado está escrito en femenino inclusivo, creemos en el lenguaje como vehículo símbolos y creemos positivo emplearlo de esta manera para subrayar la situación de invisibilidad de las mujeres y su consecuente facilidad para mantenerse en la precariedad)

https://www.facebook.com/Oto%C3%B1o-Precario-Y-Caliente-608939662581193/



12 de octubre de 2015

Nada que celebrar

Porque, como decía Galeano, en 1492 las nativas descubrieron que eran indias, que vivían en América.
Descubrieron que estaban desnudas, que existía el pecado, que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo. Que ese dios había inventado la culpa y el vestido. Y había mandado que fuera quemada viva quien adoraba al sol y a la luna.
Y a la tierra.
Y a la lluvia que la moja.
Porque NO HAY NADA QUE CELEBRAR si no es su lucha y su resistencia.
Porque no alabamos, ni conmemoramos, ni elogiamos orgullosas una civilización construida gracias a la destrucción de pueblos y culturas diferentes. Lo rechazamos. Rechazamos el imperialismo de ayer y de hoy.
Hagamos que el día de hoy no sea de orgullo, sino de vergüenza.
PORQUE AMÉRICA NO FUE DESCUBIERTA, SINO INVADIDA Y SAQUEADA.

4 de octubre de 2015

Comunicado No+BecasxTrabajo UC3M

A TODAS LAS ESTUDIANTES.

Una beca no es un trabajo, pero parece un trabajo. La mayoría de las empresas funcionan
gracias a nosotras, las becarias, y a la cobertura legal que les han dado los gobiernos que
se materializa en unos contratos de prácticas donde no existe relación laboral y con la falsa
promesa de un contrato que nunca llega. Pero mientras, cubrimos puestos de trabajo a
precio de coste, sin derechos laborales y los pocos derechos formativos que tenemos no se
suelen cumplir. Estamos en todas partes, detrás de la cámara o de la redacción del
periódico, en los bufetes de abogadas, en proyectos de investigación o arreglando
programas informáticos.

Pero también nuestra universidad, como las empresas, se sostiene hoy gracias a las
trabajadoras y a las que parecen trabajadoras, pero no lo son. En el mostrador de la
biblioteca, en el punto de información, en el rectorado, en el aula de idiomas e incluso allí
donde deben organizar las becas, en todos lados hay becarias.

Camufladas en un contrato de formación, somos muchas veces la pieza más aburrida de un
engranaje donde somos pasajeras y desconocidas; somos con suerte compensadas con el
salario mínimo, con mejorar nuestro currículo o con promesas de trabajos que ya no existen
porque los sustituye una beca.

Nosotras, la plataforma de No+BecasxTrabajo (UC3M), hemos decidido organizarnos y
hacer oír nuestra voz en unos contratos que no contaron con nosotras y hacer reales unos
derechos que muchas veces no conocemos y otras muchas ni siquiera existen.

Por ello, exigimos: planes de estudio que concilien beca, estudios y la propia vida;
cotización obligatoria en la seguridad social; derecho a una formación real; acabar con la
sustitución de trabajos por becas; limitar el número de becarias en empresa al 5% de la
plantilla y hacer obligatorio un salario económico que compense el tiempo invertido a las
becadas.

Nos ponemos en marcha y preparamos ya una reunión el 5 de octubre con la vicerrectora
de estudiantes para concretar estas reivindicaciones en la UC3M.

Animamos a todas las becarias de la UC3M que estén en prácticas tanto internas como
externas a contactar con nosotras y contarnos su situación, a proponer cambios en la
normativa vigente de las prácticas o para resolver cualquier duda que tengáis.

Por último recordar que este mensaje va dirigido a todas las estudiantes y no solo a las
becadas actualmente, ya que tarde o temprano nos tenemos que enfrentar con el mundo
laboral y nuestra primera oportunidad suele ser como becada o con un contrato en prácticas
que muchas veces son de dudosa legalidad.

No+BecasxTrabajo: http://www.nomasbecasportrabajo.org
A.U. Carlos Marx: carlosmarxuc3m.org
Colectivo Rise Up: rise.up.uc3m@gmail.com

1 de octubre de 2015

¿Por qué dar fuerzas al movimiento estudiantil?

"Por qué debería trabajar en el movimiento" es una pregunta habitual tanto dentro como fuera. Es una pregunta aplicable a todo aquello que existe en nuestras cabezas es capaz de mover el mundo. En el movimiento estudiantil, es normal que sus muchos militantes la respondan con razones de responsabilidad. Uno viene aquí porque es lo que debe, por sus necesidades, por defenderse, por su clase, por una obligación moral con sus compañeras y compañeros en lucha y por merecer las conquistas que hemos ganado. Estas son razones importantes, pero hay una detrás de todas ellas más poderosa.

Doy mi fuerza porque es hermoso crear. Doy mi fuerza porque de nuestras conciencias salen los nuevos mundos que llevamos dentro, que pueden curar los errores de este y que pueden hacer nuestro el futuro. Además de defenderse de los abusos de los poderosos, o de cumplir una responsabilidad que tenemos con la comunidad en la que vivimos, nuestras fuerzas sirven para dar vida a nuevas ideas que hagan, de una voluntad, una realidad.

Para mover el mundo, y para atrancarlo, la herramienta que usamos desde que nos diferenciamos del resto de animales es la capacidad de imaginar cosas en común. Ninguna otra especie podría creer toda ella en la existencia de cosas como "Inglaterra", "2 millones de euros" o la "Organización de las Naciones Unidas"; y sin embargo nosotros somos capaces de verlas, someternos a ellas, dominarlas o intentar cambiarlas. Para mover el mundo solo esas imaginaciones comunes son capaces de unir nuestras fuerzas en pos de algo que deseamos que cambie. Hay que imaginar con fuerza otras ideas para hacerlas reales, hay que imaginar nuevas estructuras para las ideas que cambian el mundo si ya no funcionan. Ahí también está la belleza de crear, que todo se puede crear, recrear y poner a trabajar a nuestro servicio.

Para hacer real la democracia el pueblo debe asumir el poder. Para esto no sirve que los gobiernos (que nosotros mismos imaginamos entre todos) nos concedan elegirles pasando unos años. Asumir el poder quiere decir que, con gobierno o sin el, es el pueblo quien debe decidir lo que ocurre y es el pueblo quien debe lanzarse a crear nuevas ideas y nuevos movimientos que aseguren que su voluntad es poder.

El movimiento estudiantil es la expresión de nuestra comunidad por cambiar las cosas. Para cambiar la universidad, para detener los avances de la injusticia, para que la educación sea un derecho y nos haga más humanos, para encontrarnos todas y todos en un espacio común y para hacer de nuestra voluntad una parte de la realidad. Por eso doy mi fuerza al movimiento y por eso pido a todo aquel que viva conmigo que dé la suya. Por la democracia, por el futuro que podamos alcanzar y por lo hermoso que resulta crear.

Le repito, a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante. 
- Buenaventura Durruti

22 de marzo de 2015

Elecciones, referéndum, huelga: notas sobre la democracia en la universidad

El próximo 24 de marzo participaremos en la huelga universitaria contra el decreto 3+2, el primer intento organizado del curso por parte de la comunidad universitaria para hacer frente a la fase de retroceso de derechos que, lejos de aflojar con la tímida recuperación económica, se agudiza como si fuera la última oportunidad del Régimen para plantear un programa de reformas irreversible. Estaremos junto al resto de personas que construyen la universidad digna y democrática que queremos pero, más allá de proclamarlo, vemos justo hacer algunas consideraciones de fase y pensar líneas estratégicas que surgen de ellas. Entendemos el programa de reformas en marcha como un programa de retroceso democrático, tanto en sus ámbitos de participación efectiva como en los que respecta a la base material de los derechos. Y por ello queremos analizar críticamente tres procesos que han servido en la historia como métodos de extensión de derechos.


1. Las elecciones al rector: Si las instituciones universitarias pretendían legitimarse con una pátina de democracia, las elecciones a rector en la Universidad Carlos III no han podido ser un mayor fracaso. La participación entre las estudiantes de grado fue del 2,93%, y la suma de voto nulo y blanco duplicó ampliamente el número de votos al único candidato, Juan Romo, que obtuvo 170 votos en tal circunscripción. Es decir, que la legitimidad del nuevo rector entre las estudiantes es equivalente a la de una delegada de curso de la carrera de Economía. Además, la suma de voto nulo y en blanco también superó al candidato único entre el Personal de Administración y Servicios (PAS) y los ayudantes doctores, ayudantes y becarios de investigación, no por casualidad los estamentos más precarios de la universidad junto a las estudiantes. Se puede extraer una lectura de fracaso de lo que ha sucedido: la línea continuista de la universidad está en sus horas más bajas de apoyo, y sin embargo quienes nos organizamos en antagonismo a tal proyecto neoliberal no hemos sido capaces de articular una alternativa. Esta es una lectura fracasada que, en política, sirve sobre todo para fracasar. Pero además es tramposa, porque ninguna institución es neutral pero la universidad, con el voto ponderado, es más o menos igual de democrática que el feudalismo.

Hay una segunda lectura, y es a partir de ella que estamos trabajando: las instituciones realmente existentes carecen de toda legitimidad, son débiles y nuestra tarea es poner en acto formas alternativas de decisión y ejercicio de poder. El camino que tenemos que seguir es, pues, el de la construcción de una nueva institucionalidad democrática, en continua construcción, que sea capaz de darnos las herramientas organizativas para conquistar, mantener y hacer efectivos nuestros derechos, sin depender de la voluntad de las instituciones actuales, cada vez menos legítimas.


2. El referéndum y el 3+2:  Entre el 10 y 12 de marzo, estudiantes de las seis universidades públicas madrileñas organizaron un referéndum para consultar a) el apoyo o rechazo a la reforma del 3+2, b) la necesidad o no de validar estas reformas a través de referéndum a la comunidad universitaria y c) la necesidad de una reforma que garantice el derecho al estudio. Con un total de 31.986 votos, el referéndum se saldó con un 97,48% de estudiantes contra el decreto 3+2, 98,10% a favor de la consulta en estos casos y 96,40% a favor de una reforma que garantice el derecho al estudio.

En el caso de la Carlos III, la participación estudiantil en la consulta alcanzó los 2.791 personas, un 14,08% del censo total de estudiantes. Repetimos: 14,08% de participación en un referéndum autoorganizado, no vinculante y con medios precarios contra un 2,93% de participación en las elecciones a rector con todos los medios institucionales de la universidad a su favor. Esta comparación nos parece una prueba inequívoca de que hemos acertado en el tipo de institucionalidad por la que debemos apostar.

Pero, ¿qué es el 3+2? Más allá de un encarecimiento brutal del total del ciclo universitario de cinco años, que producirá universitarias de primera y de segunda, que devaluará una vez más los grados, queremos caracterizarlo como la última expresión de un basto proceso de reforma universitaria que abarca las últimas décadas. Este proceso se caracteriza por el encarecimiento del acceso a la formación superior, la vinculación de la financiación a la investigación al aprovechamiento mercantil de ésta, la dualización de la universidad a nivel nacional e internacional entre “buenas” y “malas” universidad, la adaptación de los planes de estudios a las necesidades de la economía postfordista con el consiguiente declive de las ramas de humanidades y ciencias sociales críticas, la entrada del capital privado en la financiación y la gobernanza de las universidades, y un largo etcétera que en la provincia española se ha ejecutado a través de LOU, Plan Bolonia o Campus de Excelencia. Y como complemento, dos dinámicas que aseguran tanto el disciplinamiento del estudiantado como la promoción de élites: las becas préstamo y las becas de excelencia que vinculan el derecho al estudio a criterios meritocráticos.

Entendemos, con esta base, que una crítica radical al 3+2 pasa por una crítica radical al proceso de mercantilización de la universidad, a la meritocracia y a los mecanismos de disciplinamiento de la universidad como reflejo de los mecanismos de disciplinamiento del trabajo en la fase de capitalismo actual. Esta comprensión de la universidad de hoy es la que puede abrir las líneas de construcción de una universidad democrática para el 99% y salir de un discurso y una praxis política reactiva que no sea capaz de ir más allá de la -necesaria- crítica al encarecimiento. Más allá de la consigna de “menos tasas y más becas”, nosotras proponemos la de “la universidad del 99%”.

Y pensamos que su construcción pasa por la puesta en escena de saberes críticos y discutidos, la práctica cotidiana del conflicto como extensión de los derechos y el crecimiento de la organización estudiantil como actor capaz de imponerlos a las instituciones que, sin legitimidad, no carecen de amplias competencias -protegidas en parte por la autonomía universitaria- y capacidad de garantizar derechos. En este sentido, los eventos como la jornada de huelga planteada para el martes 24 son necesarios, pero el paso previo y posterior es el conflicto cotidiano en las facultades, y la contraparte inmediata de este conflicto son los rectorados, ya que el Ministerio de Educación, como el resto del Ejecutivo, seguirá en lo inmediato enrocado en sus posiciones suicidas de contrarrevolución neoliberal.

3. La huelga del martes 24: Decimos que la huelga es necesaria, pero añadimos que no es suficiente. Saludamos el proceso organizativo que ha generado esta huelga y entendemos que estamos en el principio de un repunte de movimiento estudiantil. Es decir, que entramos en una fase de flujo, la mayor en dos y probablemente cinco años. Pero en nuestra opinión falta -crítica y autocrítica- un repensamiento radical de los repertorios de lucha. Es decir, ¿para qué sirve una huelga? Históricamente ha sido una herramienta que paraba la producción, demostraba la fuerza y la necesidad de la clase trabajadora como motor de las economías capitalistas y permitía posiciones fuertes de negociación porque atacaba directamente los beneficios empresariales. ¿Qué produce la universidad? Desde luego, no produce mercancías. Produce fundamentalmente conocimiento y prestigio simbólico, dos procesos productivos que se basan en la valorización de la vida y no se paran tan fácilmente como ausentándonos de las clases por un día.

La huelga universitaria debe ser un mecanismo efectivo que sirva, pues, para visibilizar un conflicto, para interrumpir la máquina de producción de conocimiento al servicio del beneficio empresarial y para dañar el prestigio simbólico. En cómo hacer estas tres cosas debemos pensar los próximos años si queremos crear dinámicas de antagonismo y contrapoder efectivas. No tenemos ninguna fórmula mágica.

Por otro lado, la huelga también tiene que ir más allá en su nivel discursivo, encuadrando otra serie de problemas de la universidad como la explotación de las becarias, la precarización del PDI y el PAS, los ritmos absurdos de evaluación continua, y un largo etcétera. Visbilizar estas cuestiones y a estos sujetos más allá de la huelga es uno de los retos fundamentales, y seguirá vigente el día 25 de marzo. Pero seguimos pensando que la huelga es necesaria, que tenemos que convertir los 32.000 votos en el referéndum en más de 32.000 voces y cuerpos en las calles, que la crisis de la universidad tiene que irrumpir en la metrópoli para que nadie en el Ministerio de Educación y en el Gobierno pueda negarla. Nosotras, las estudiantes, las precarias, las jóvenes, tenemos que dejar de sufrir y tener miedo. El 24 de marzo tenemos que salir a las calles y caminar despacio, como despacio suena la marejada de fondo que se los llevará de sus despachos en ministerios y rectorados. El 24 salimos como la marejada de la universidad del 99%, de la democracia y de los derechos. Empieza el tiempo de su miedo, empieza el tiempo de nuestra potencia.



20 de marzo de 2015

Colectivos estudiantiles y Oficina Precaria exigen buenas prácticas sobre becas a las universidades

Tras un proceso conjunto de reflexión, desde los colectivos estudiantiles abajo firmantes y la Oficina Precaria hacemos pública una carta abierta a las instituciones universitarias, que ya ha sido enviada por cauces formales. En ella exigimos la necesidad de introducir buenas prácticas desde los convenios entre universidades y empresas, de modo que se garanticen los derechos de los estudiantes durante su periodo de prácticas. Entendemos a las universidades como responsables de las #becasFraudulentas y señalamos su capacidad para revertir la situación. Pensamos esta campaña como un proceso abierto, e invitamos a los colectivos que no se hayan adherido y así lo deseen, a que lo hagan enviando un e-mail a info@oficinaprecaria.org con el título "Adhesión No más Becas". Lo decimos una vez más: ¡no más becas por trabajo!

A los señores rectores, decanos y las autoridades que competan,
Los colectivos universitarios de Madrid en colaboración con la Oficina Precaria llevamos tiempo inmersos en un proceso de reflexión en torno a las becas y su uso fraudulento por parte de las empresas. Hemos constatado que la figura del becario es usada para sustituir sistemáticamente puestos de trabajo, forzando a los becarios a desarrollar trabajo sin el reconocimiento de los derechos reconocidos por un contrato laboral mientras que no se cumple el objetivo teórico de las becas de desarrollo de una formación efectiva.
Esto no sería posible sin la complicidad de los centros universitarios ya que toda beca requiere de la previa firma de un convenio de colaboración entre el centro formativo y la empresa. Precisamente por ello entendemos que las instituciones universitarias tienen la capacidad de forzar en la redacción de esos convenios una serie de buenas prácticas que garanticen los derechos formativos del becario así como la compensación justa por su trabajo.
La universidad no debería ser cómplice de los abusos empresariales sino garante del contenido formativo de las prácticas.
A continuación exponemos una serie de reivindicaciones concretas desarrolladas a lo largo de estos meses y que consideramos deben de ser los mínimos imprescindibles que cada universidad debe incluir como condiciones en cada convenio de colaboración con cualquier entidad interesada:
El siguiente conjunto de reivindicaciones, consensuado por la Oficina Precaria y varios colectivos de las universidades públicas de la Comunidad de Madrid, parte de la exigencia, a nivel legislativo, de la derogación de las becas extracurriculares (las que no están integradas, como el prácticum, en el plan de estudios), así como de las prácticas no laborales en empresa, -deberían ser sustituidas por contratos de prácticas que se extiendan a los no titulados-. Las que siguen son las reivindicaciones para un funcionamiento adecuado de las prácticas curricularesi, y se dirigen a las autoridades universitarias competentes.
1. Adaptación de los planes de estudios para que los estudiantes puedan conciliar clases y prácticas. Entre otras medidas, se exigen la elección de horarios y turnos distintos, así como las evaluaciones no presenciales.
2. Limitación de los convenios de prácticas con las empresas sancionadas por Inspección de Trabajo durante un periodo que corresponda al nivel de la infracción.
3. Limitación de horas por convenio de prácticas, es decir, horas totales máximas de la práctica que desarrolla el estudiante a lo largo de todo el periodo.
4. Publicidad de los detalles de las becas en los convenios y en las ofertas de los servicios de empleo de las universidades. Deberán incluir los objetivos de formación a completar, así como la cuantía de la remuneración.
5. Limitación del número de prácticas curriculares en empresa: sólo un convenio por plan de estudios. Sucesivamente, se deberán aplicar otras formas que reconozcan la relación laboral entre estudiante y empresa.
6. Rotación del becario entre los diferentes puestos de la empresa que se correspondan con su titulación, para que las prácticas sirvan a un aprendizaje real.
7. Obligatoriedad de un salario económico que compense el coste de oportunidad de mantenerse fuera del mercado laboral durante la realización de las prácticas.
8. Prohibición de que el número de becarios suponga más del 5% del total de la plantilla, o el número de uno en empresas de menos de diez trabajadores.
Asimismo, se considera prioritario establecer mecanismos de control periódico de que la vertiente formativa de las becas se está desarrollando correctamente, así como mecanismos sencillos y con garantías por los que el estudiante pueda denunciar a la universidad el incumplimiento de las condiciones de su beca por parte de la empresa.
Por todo esto les invitamos a estudiar detenidamente el contenido de este documento y solicitamos un encuentro formal en el que abordar la forma de implantar estas medidas, no más tarde del 31 de marzo del presente curso. Entendemos que como máximos responsables de las universidades tendrán predisposición al diálogo en torno a cualquier iniciativa dirigida a proteger los derechos de los estudiantes, pero de lo contrario nos veríamos obligados a iniciar una serie de acciones encaminadas a hacer presente esta situación y presionar a las autoridades pertinentes para aplicar las medidas reivindicadas.
¡Contra el paro, la precariedad y sus culpables!
A. U. Contrapoder
A. U. Primero de Mayo
A. U. Con-Ciencia
A. U. Carlos Marx
Colectivo Rise Up
Attac UC3M
A. U. Tiempos Modernos
A. U. Puño y Letra
A. U. La Caverna
UEP-ei Derecho UCM
Colectivo de Estudiantes de Madrid (CEM)
Oficina Precaria

http://www.nomasbecasportrabajo.org/

9 de marzo de 2015

Todos los días son 8 de marzo

Para hablar de lo que significa el 8 de marzo, debemos remontarnos primero al origen de esta fecha. Existen varias interpretaciones de por qué conmemoramos este día a todas las mujeres trabajadoras -es decir, a todas las mujeres. A pesar de que la teoría más generalizada marca el inicio de esta celebración como conmemoración de la muerte de más de cien trabajadoras en la fábrica textil Triangle Shirtwaist (Nueva York, Marzo de 1911), varias huelgas de trabajadoras del sector textil marcaron el inicio de este Día de la Mujer. En los años posteriores, esta fecha se extendió por más lugares y otros hitos, como la demanda de pan y paz de las mujeres rusas en 1917, se añadieron a la historia de esta festividad.

Más allá de estos hechos, infinitos y continuos momentos podrían recogerse en esta reflexión sobre el papel de las mujeres en el desarrollo de la historia. Un papel que ha sido y sigue siendo OLVIDADO, IGNORADO Y MENOSPRECIADO DE MANERA SISTEMÁTICA. Un rol importante y necesario en la vida cotidiana y en la evolución de nuestras sociedades, aunque se nos haya ocultado premeditadamente. Porque muchas mujeres han sido y aún son esa sombra que está detrás de un cambio, de una derrota, al quedarse en un segundo plano porque la sociedad penaliza e impide que sean las líderes.

Hoy, según los medios oficiales, es el Día de la Mujer Trabajadora. Pero, ¿no somos todas trabajadoras? Desde las que tienen contrato hasta las que no. Desde la mujer que trabaja en casa a la que tiene un empleo remunerado. Todas, trabajamos, y muchas tenemos la doble jornada laboral: no salimos del trabajo, porque cuando llegamos a casa empezamos otro. Desde Rise Up queremos visualizar esta realidad: los trabajos de los cuidados, la limpieza, y ese largo etcétera al que llamamos "tareas" del hogar y que históricamente se ha asumido que somos nosotras, las mujeres, las que tenemos que desempeñarlo y que por tanto, nadie más debe encargarse y no debemos reclamar unas condiciones laborales dignas. "¿Por qué quieres cobrar/tener contrato/ser respetada en tu puesto de trabajo sí estás haciendo lo que tienes que hacer? Esto ha funcionado así durante siglos." Esta situación no es más que consecuencia del NINGUNEO Y DESPRECIO con el que el SISTEMA PATRIARCAL Y SUS CÓMPLICES ha tratado a todo lo producido por las mujeres. Nos han relegado a ser una mano de obra precaria en su sistema, a que la percepción social de los trabajos que realizamos tenga menos relevancia que el de los hombres. Pretenden limitar nuestra emancipación personal haciéndonos competir en un sistema laboral marcado por las dinámicas patriarcales que separan el trabajo laboral del trabajo en el hogar, OLVIDANDO QUE LO PERSONAL ES POLÍTICO. 

El cambio no reside en olvidar la existencia y necesidad de los cuidados, de lo doméstico, consiste en construir un mundo laboral EQUITATIVO y que trate y valore ambas esferas de la vida POR IGUAL. Sólo así lograremos AUTORREALIZARNOS COMO PERSONAS, todas y todos. Mientras que lo doméstico siga siendo un asunto "femenino", mientras que los hombres "ayuden" en casa y con las niñas/os, o ni siquiera lo hagan, no lograremos romper esta inercia, no lograremos crear un sistema que no nos agreda y no nos limite, que no nos relegue a un espacio social secundario, donde los puestos de responsabilidad no estén copados por hombres a pesar de que nosotras tenemos más estudios, donde no se nos obligue a trabajar en jornadas parciales, donde la brecha salarial no sólo no aumente, sino que desaparezca, y unas mayores tasas de desempleo femenino dejen de ser un elemento intrínseco al sistema.

Por eso, queremos hacer una DOBLE DENUNCIA. Denunciamos las condiciones cada vez más precarias del trabajo, de un mundo laboral de estrés, de horas y horas trabajando, de inseguridad y de competitividad que nos impone y al que nos somete este sistema patriarcal-capitalista en el que estamos inmersas. Por otro lado, denunciamos la desigualdad entre el mundo de lo doméstico y lo público, tanto en la percepción social, como en la diferencia de las condiciones laborales.

No queremos ensanchar un mercado de trabajo dominado por el “sálvese quien pueda”, por el egoísmo, por el sometimiento. Queremos un trabajo que dignifique a las personas, sin discriminar según su sexo y que cada una o uno de nosotros tenga la capacidad de desarrollarse como persona, sin las limitaciones por prejuicios sociales que existen. Puede haber ingenieras, astronautas y chefs, y puede haber profesores, enfermeros y limpiadores.




Unidas contra el patriarcado,

Colectivo Rise Up

24 de febrero de 2015

Asamblea Miércoles 25 12:00h Edificio 15


Como siempre, sin preguntar, como si fuéramos máquinas, como si no sangrásemos cuando nos pinchan, han implantado el decreto 3+2. El decreto que nos divide entre los que harán solo 3 y los que puedan hacer 3+2. El precio de un máster es una inversión colosal por sí sola, más aún si se dice "prestigioso". Pues ahora será el doble de caro y el doble de importante. Ahora un máster en el currículo marcará la diferencia entre ser contratado en cargos con alta proyección o ser precarizado. Se acaban las posibilidades de buscar un futuro mejor desde el momento en que nuestro presupuesto no puede asumir nuestras metas. La universidad y, aun más, la educación, no es pública si su acceso no es público, y si la gente normal ni siquiera puede pagarse una educación digna, no podemos hablar de educación pública sino de élites y de precarios, y realmente no deseamos esas divisiones.

Pero esta vez, aunque no hayan contado con nosotr@s, podemos ser decisivos. El contexto de las elecciones a rector y la capacidad decisiva de este, pues es el rector quien decide los planes de estudio, abre la brecha. Haciendo presión incluimos este tema como una necesidad, como un punto ineludible. La unión nos hace fuertes, somos incontestables y esta vez necesitamos estar unid@s.

La asamblea del miércoles planteará la celebración de un referéndum sobre el 3+2, planteará decidir los actos y reivindicaciones que podemos llevar a cabo. Esta vez nos toca decidir.

Por ello, desde Rise Up queremos, más que invitarte a pasarte, advertirte de que de la unión que podemos formar decidirá el futuro de nuestras vidas, de nuestros currículos, del modelo de sociedad en el que vivimos. El miércoles 25, a las 12:00h, en el hall del edificio quince, nos necesitamos para decidir qué queremos. Acude, decide y lucha.

17 de febrero de 2015

¿Medias naranjas? ¡Somos naranjas enteras! (Comunicado Completo)

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “amor romántico”? Creemos que el amor tal y como está actualmente construido, hace sufrir a las personas, tiende a separarlas emocionalmente, aunque formalmente las considera un “todo” dependiente: es un reflejo de individualismo y violencia. Proponemos un cuestionamiento de este amor romántico, para intentar repensar nuevas formas de querer, donde podamos ser más libres, más iguales y más felices.
El amor que no queremos se muestra como una dominación sobre la vida de las personas. En primer lugar, y reflejo del capitalismo más atroz, se basa en el individualismo como condición de base, en la propiedad como forma de establecer lazos entre personas. El famoso “tú eres mía” y viceversa, construye una cápsula que contiene a dos personas que se consideran una totalidad apartada del resto del mundo: se trata de un deseo ambicioso de poseer al objeto amado.
Esta forma de sometimiento que es el amor romántico se consolida gracias a la violencia cotidiana, física y psicológica. ¿Cotidiana? ¿Quién no ha escuchado canciones, anuncios publicitarios, visto películas o leído libros sobre las “medias naranjas”? Nos pasa más a menudo de lo que somos conscientes, pues no es sino el vehículo de transmisión de la ideología dominante.  ¿Cómo ocurre esto?
Se nos presenta el amor como una conquista, una batalla que hemos de librar entre otras y otros contrincantes, en lugar de plantearse como una construcción mutua entre personas. Se trata de sobresalir por encima del resto, (de nuevo el individualismo del que hablábamos), superando no importa qué obstáculos, para quedar vencedoras. En este proceso se dañan y se pierden multiplicidad de personas y de experiencias. Además, al ser una conquista tan dura, parece que deba preservarse cueste lo que cueste, se pase sobre quien se pase, se sufra lo que se sufra. Esto nos hace ser dependientes de una relación que tanto nos costó construir. Reafirmar la media naranja no es otra cosa que negar nuestra autonomía y nuestras propias capacidades, haciéndolas depender de la otra o el otro. Esto favorece enormemente abusos y chantaje emocional, como la voluntad de totalidad que señalábamos más arriba: reflejado mediante frases como “sin ti no soy nada”, “lo eres todo para mí”, etc,, la concepción de pareja como unidad y totalidad expresa que, por un lado, no existe autonomía, y por el otro, se coacciona a la otra persona. La vocación de totalidad olvida que estamos rodeadas de personas y afectos en nuestras vidas, y presenta la ausencia del ser amado como la “auténtica soledad”.
Pero, como el logro debe mantenerse, (pues si el amor romántico establece que solo una persona nos puede amar, y el sobresalir entre el resto para conquistar el corazón ajeno fue costoso), si este amor nos es negado, quedamos vacías. Estamos ante un escenario especialmente propenso a emociones de desgracia, depresión y abuso por el lado contrario. Sufrir por amor lleva a menudo al maltrato. No estamos diciendo que no queramos preservar nuestras relaciones, si estas son solidarias. Pero el problema es que el amor romántico baña las relaciones en una concepción de la mencionada frase “tú eres mía”, es posesivo e individualista. De hecho, la conquista, la separación…todo ello está impregnado de mutua destrucción y es plenamente insano. Pero asumiendo que esta “debe ser” la forma de amar, interiorizamos los estereotipos y roles de género que se esperan de nosotras: sufridoras, pacientes, celosas, y un sinfín más. Peor aún, construimos utopías y fantasías emocionales sobre cómo es una “verdadera historia de amor” (donde “fueron felices y comieron perdices”), y puesto que aquella no se corresponde con la realidad mundana, sufrimos. Pero sufrir por amor nos parece de lo más normal, pues tenemos que mantener el tesoro. Así, nos esconden el contenido absolutamente patriarcal de frases como “los que se pelean se desean” o “quien bien te quiere te hará llorar”, donde se legitima hasta sus últimas consecuencias el maltrato: ¿quién no ha oído por televisión que el asesinato de aquella mujer por su marido fue un “crimen pasional”?
Aún así, este constructo utópico de felicidad es solo para dos, ¡qué más darán el resto! Por eso, no solo se trata de cuestionar la manera de amar, como venimos haciendo, sino también de deconstruir el límite de expresión del amor. La metáfora de la media naranja, las historias de príncipes y princesas no son sino el reflejo del único marco que parece legítimo para el amor: la pareja. La socialización que recibimos acerca de este tema no es otra que el amor (romántico) proyectado hacia una persona, y no más (dividiendo el mundo en dualidades, al más puro estilo del capitalista ¡divide y vecerás!). Y es que, si como decíamos antes, el romanticismo impuesto es tan violentamente intenso (o intensamente violento, más bien), parece que ello solo puede existir hacia una sola persona. Es indivisible: si creemos que empezamos a tener sentimientos fuertes hacia otra, teniendo ya pareja, los intentamos borrar, los canalizamos como “amistad” (degradando el amor fraterno a un segundo plano), creamos jerarquías de personas en nuestras vidas. De nuevo, el individualismo vuelve a imponerse ante la solidaridad colectiva.
Proponer el poliamor como alternativa no significa imponer el poliamor, es decir, no se trata de que este sustituya a la pareja como forma única de amar, sino de que sea una opción legítima. Por otro lado, tampoco implica que se debiliten los lazos amorosos por tener más de una relación. No se trata de “querer hacer lo que nos dé la gana”, despreocupándonos del resto del mundo, de los sentimientos que otras y otros puedan tener. La atención hacia esos vínculos sigue siendo esencial, así como el cariño, la reciprocidad, el intento por comprender a las demás y sus emociones. Pero no limitamos el marco del amor. Es una situación donde tengamos tiempo para todas, para conocernos profundamente, para descubrir, para sentir, para amar libres e iguales. Y sí, necesitamos tiempo, pues recordemos que ese sistema capitalista que nos impone consumir y comprar desenfrenadamente por San Valentín y otros 364 días, nos obliga a producir precaria y violentamente ese mismo número de días, robándonos el tiempo de amor solidario en pro de unos intereses que no son los nuestros.
Para entender todo esto con profundidad debemos saber que no se trata de un tema personal. Por ello rechazamos el individualismo que nos aparta de la solidaridad colectiva. Debemos comprender que se trata de un orden de cosas sistematizado y perpetuado económica, política y culturalmente día a día: que seas infeliz en tu relación personal, que estés harta aguantar humillaciones, de sufrir y sentirte infravalorada, no es algo personal. Ni tuyo ni de tu pareja. El imaginario que nos enseñan y que perpetuamos es un imaginario insano y violento. Y es colectivo. De manera que colectivamente, debemos repensar qué prácticas y mitos nos imponen un amor doloroso, patriarcal-capitalista y, en definitiva, opresor.

Quizá uno de los primeros pensamientos que hayas podido tener cuando has observado nuestra crítica al “amor romántico” es que qué aburridas y frías somos. Esperamos que hayas comprobado que, por el contrario, buscamos un amor sano, no otro que nos dice que querer implica sufrir y que nos encierra en lugar de liberarnos?
Rechazar los mitos del amor romántico implica que no queremos príncipes ni princesas, sino que queremos un amor solidario para todas y todos.

                                                                                                                         

13 de febrero de 2015

Medias naranjas? ¡Somos naranjas enteras!

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “amor romántico”?Creemos que el amor tal y como está actualmente construido, hace sufrir a las personas, tiende a separarlas emocionalmente, aunque formalmente las considera un “todo” dependiente: es un reflejo de individualismo y violencia. Proponemos un cuestionamiento de este amor romántico, para intentar repensar nuevas formas de querer, donde podamos ser más libres, más iguales y más felices.  
El amor que no queremos se muestra como una dominación sobre la vida de las personas. En 
primer lugar, y reflejo del capitalismo más atroz, se basa en el individualismo como condición 
de base, en la propiedad como forma de establecer lazos entre personas. El famoso “tú eres 
mía”, así como otras frases reflejan un deseo ambicioso de poseer al objeto amado. 
Se nos presenta el amor como una conquista, en lugar de plantearse como una construcción 
mutua entre personas. Al ser una conquista tan dura, parece que deba preservarse cueste lo 
que cueste, se pase sobrequien se pase, se sufra lo que se sufra. Reafirmar la media naranja 
no es otra cosa que negar nuestra autonomía y nuestras propias capacidades, haciéndolas 
depender de la otra o el otro. Esto favorece enormemente abusos y chantaje emocional.
Estamos ante un escenario especialmente propenso a emociones de desgracia, depresión y 
abuso por el lado contrario. Sufrir por amor lleva a menudo al maltrato. Ell amor romántico baña 
las relaciones de una concepción posesiva e individualista. Asumiendo que esta “debe ser” la 
forma de amar, interiorizamos los estereotipos y roles de género que se esperan de nosotras: 
sufridoras, pacientes, celosas, y un sinfín más. 
Peor aún, construimos utopías y fantasías emocionales sobre cómo es una “verdadera historia de amor” (donde “fueron felices y comieron perdices”), y puesto que aquella no se corresponde 
con la realidad mundana, sufrimos. Pero sufrir por amor nos parece de lo más normal. 
Aún así constructo utópico de felicidad es solo para dos, ¡qué más darán el resto! Por eso, 
tratamos también de deconstruir el límite de expresión del amor. Proponer el poliamor como 
alternativa no significa imponer el poliamor, es decir, no se trata de que este sustituya a la 
pareja como forma única de amar, sino de que sea una opción legítima. Por otro lado, tampoco 
implica que se debiliten los lazos amorosos por tener más de una relación. No se trata de 
despreocuparnos del resto del mundo, de los sentimientos que otras y otros puedan tener. La 
atención hacia esos vínculos sigue siendo esencial, así como el cariño, la reciprocidad, el 
intento por comprender a las demás y sus emociones. 
Para entender todo esto con profundidad debemos saber que no se trata de un tema personal. 
Debemos comprender que se trata de un orden de cosas sistematizado y perpetuado 
económica, política y culturalmente día a día: que seas infeliz en tu relación personal, que estés 
harta aguantar humillaciones, de sufrir y sentirte infravalorada, no es algo personal. Ni tuyo ni 
de tu pareja. El imaginario que nos enseñan y que perpetuamos es un imaginario insano y 
violento. Y es colectivo. De manera que colectivamente, debemos repensar qué prácticas y 
mitos nos imponen un amor doloroso, patriarcal-capitalista y, en definitiva, opresor. 
Quizá uno de los primeros pensamientos que hayas podido tener cuando has observado 
nuestra crítica al “amor romántico” es que qué aburridas y frías somos. Esperamos que hayas 
comprobado que, por el contrario, buscamos un amor sano, no otro que nos dice que querer 
implica sufrir y que nos encierra en lugar de liberarnos? . Rechazar los mitos del amor 
romántico implica que no queremos príncipes ni princesas, sino que queremos un amor 
solidario para todas y todos.

7 de febrero de 2015

Recuperar nuestra ciudad: presentación de “No es ciudad para jóvenes” en la uc3m

Las ciudades no son neutrales. No hace falta que nadie venga a convencernos, lo entendemos bien cuando pagamos más por un transporte público que pasa menos, al ver cómo los edificios y espacios de nuestra ciudad se distribuyen con fines especulativos y no sociales, al ver limitado el ocio en general en función del dinero, al temer multas injustas...Y en fin, vemos que nuestra ciudad no es neutral cuando comprobamos que los espacios en los que desarrollamos nuestra vida están condicionados por las prácticas de corruptos y especuladores. Partiendo de todas estas cuestiones que vivimos cada día, las compañeras de Juventud Sin Futuro presentarán el proyecto “No es ciudad para jóvenes”, con la idea de construir canales que organicen la rabia, la respuesta y las propuestas de quienes vivimos en esta ciudad. Y quién mejor para plantearlo que JSF, un colectivo que lleva en las calles tres años, tratando de dar voz a los problemas que sufrimos la gente normal desde que empezó esta crisis.

No se trata de esperar pasivamente a que nos resuelva la vida la oferta política que nos haga el partido de turno, tampoco a que todos sepamos perfectamente lo que hacer. Se trata de una conversación, de construir en común, porque podemos ir a aprender cómo es y cómo cambia una ciudad y porque es necesario que el diálogo recoja también el aporte de quien jamás pensó en eso y no se ata a pensamientos previos. O de quien tiene una idea y quiere llevarla al debate público. Además, una herramienta como ésta permite transmitir un mensaje, nuestro mensaje, a las candidaturas de unidad popular que se plantean asaltar las instituciones para ponerlas al servicio de la gente en la región de Madrid. La mejor manera de que puedan conseguirlo es transmitiéndoles con fuerza las demandas y propuestas que tenemos nosotras y nosotros.

Por ello el próximo jueves 12 de febrero, a las 12:30 en el aula 9.2.3 del Campus de Ciencias Sociales, tendrá lugar la presentación en la universidad de la campaña de Juventud Sin Futuro. Te esperamos allí, porque a todas nos interesa tener canales que amplifiquen nuestras demandas.

Las alternativas, como las ciudades, las construimos entre todas y todos. Porque somos quienes las vivimos y quienes las conocemos ¡Nunca más nuestras ciudades sin sus gentes!