22 de marzo de 2015

Elecciones, referéndum, huelga: notas sobre la democracia en la universidad

El próximo 24 de marzo participaremos en la huelga universitaria contra el decreto 3+2, el primer intento organizado del curso por parte de la comunidad universitaria para hacer frente a la fase de retroceso de derechos que, lejos de aflojar con la tímida recuperación económica, se agudiza como si fuera la última oportunidad del Régimen para plantear un programa de reformas irreversible. Estaremos junto al resto de personas que construyen la universidad digna y democrática que queremos pero, más allá de proclamarlo, vemos justo hacer algunas consideraciones de fase y pensar líneas estratégicas que surgen de ellas. Entendemos el programa de reformas en marcha como un programa de retroceso democrático, tanto en sus ámbitos de participación efectiva como en los que respecta a la base material de los derechos. Y por ello queremos analizar críticamente tres procesos que han servido en la historia como métodos de extensión de derechos.


1. Las elecciones al rector: Si las instituciones universitarias pretendían legitimarse con una pátina de democracia, las elecciones a rector en la Universidad Carlos III no han podido ser un mayor fracaso. La participación entre las estudiantes de grado fue del 2,93%, y la suma de voto nulo y blanco duplicó ampliamente el número de votos al único candidato, Juan Romo, que obtuvo 170 votos en tal circunscripción. Es decir, que la legitimidad del nuevo rector entre las estudiantes es equivalente a la de una delegada de curso de la carrera de Economía. Además, la suma de voto nulo y en blanco también superó al candidato único entre el Personal de Administración y Servicios (PAS) y los ayudantes doctores, ayudantes y becarios de investigación, no por casualidad los estamentos más precarios de la universidad junto a las estudiantes. Se puede extraer una lectura de fracaso de lo que ha sucedido: la línea continuista de la universidad está en sus horas más bajas de apoyo, y sin embargo quienes nos organizamos en antagonismo a tal proyecto neoliberal no hemos sido capaces de articular una alternativa. Esta es una lectura fracasada que, en política, sirve sobre todo para fracasar. Pero además es tramposa, porque ninguna institución es neutral pero la universidad, con el voto ponderado, es más o menos igual de democrática que el feudalismo.

Hay una segunda lectura, y es a partir de ella que estamos trabajando: las instituciones realmente existentes carecen de toda legitimidad, son débiles y nuestra tarea es poner en acto formas alternativas de decisión y ejercicio de poder. El camino que tenemos que seguir es, pues, el de la construcción de una nueva institucionalidad democrática, en continua construcción, que sea capaz de darnos las herramientas organizativas para conquistar, mantener y hacer efectivos nuestros derechos, sin depender de la voluntad de las instituciones actuales, cada vez menos legítimas.


2. El referéndum y el 3+2:  Entre el 10 y 12 de marzo, estudiantes de las seis universidades públicas madrileñas organizaron un referéndum para consultar a) el apoyo o rechazo a la reforma del 3+2, b) la necesidad o no de validar estas reformas a través de referéndum a la comunidad universitaria y c) la necesidad de una reforma que garantice el derecho al estudio. Con un total de 31.986 votos, el referéndum se saldó con un 97,48% de estudiantes contra el decreto 3+2, 98,10% a favor de la consulta en estos casos y 96,40% a favor de una reforma que garantice el derecho al estudio.

En el caso de la Carlos III, la participación estudiantil en la consulta alcanzó los 2.791 personas, un 14,08% del censo total de estudiantes. Repetimos: 14,08% de participación en un referéndum autoorganizado, no vinculante y con medios precarios contra un 2,93% de participación en las elecciones a rector con todos los medios institucionales de la universidad a su favor. Esta comparación nos parece una prueba inequívoca de que hemos acertado en el tipo de institucionalidad por la que debemos apostar.

Pero, ¿qué es el 3+2? Más allá de un encarecimiento brutal del total del ciclo universitario de cinco años, que producirá universitarias de primera y de segunda, que devaluará una vez más los grados, queremos caracterizarlo como la última expresión de un basto proceso de reforma universitaria que abarca las últimas décadas. Este proceso se caracteriza por el encarecimiento del acceso a la formación superior, la vinculación de la financiación a la investigación al aprovechamiento mercantil de ésta, la dualización de la universidad a nivel nacional e internacional entre “buenas” y “malas” universidad, la adaptación de los planes de estudios a las necesidades de la economía postfordista con el consiguiente declive de las ramas de humanidades y ciencias sociales críticas, la entrada del capital privado en la financiación y la gobernanza de las universidades, y un largo etcétera que en la provincia española se ha ejecutado a través de LOU, Plan Bolonia o Campus de Excelencia. Y como complemento, dos dinámicas que aseguran tanto el disciplinamiento del estudiantado como la promoción de élites: las becas préstamo y las becas de excelencia que vinculan el derecho al estudio a criterios meritocráticos.

Entendemos, con esta base, que una crítica radical al 3+2 pasa por una crítica radical al proceso de mercantilización de la universidad, a la meritocracia y a los mecanismos de disciplinamiento de la universidad como reflejo de los mecanismos de disciplinamiento del trabajo en la fase de capitalismo actual. Esta comprensión de la universidad de hoy es la que puede abrir las líneas de construcción de una universidad democrática para el 99% y salir de un discurso y una praxis política reactiva que no sea capaz de ir más allá de la -necesaria- crítica al encarecimiento. Más allá de la consigna de “menos tasas y más becas”, nosotras proponemos la de “la universidad del 99%”.

Y pensamos que su construcción pasa por la puesta en escena de saberes críticos y discutidos, la práctica cotidiana del conflicto como extensión de los derechos y el crecimiento de la organización estudiantil como actor capaz de imponerlos a las instituciones que, sin legitimidad, no carecen de amplias competencias -protegidas en parte por la autonomía universitaria- y capacidad de garantizar derechos. En este sentido, los eventos como la jornada de huelga planteada para el martes 24 son necesarios, pero el paso previo y posterior es el conflicto cotidiano en las facultades, y la contraparte inmediata de este conflicto son los rectorados, ya que el Ministerio de Educación, como el resto del Ejecutivo, seguirá en lo inmediato enrocado en sus posiciones suicidas de contrarrevolución neoliberal.

3. La huelga del martes 24: Decimos que la huelga es necesaria, pero añadimos que no es suficiente. Saludamos el proceso organizativo que ha generado esta huelga y entendemos que estamos en el principio de un repunte de movimiento estudiantil. Es decir, que entramos en una fase de flujo, la mayor en dos y probablemente cinco años. Pero en nuestra opinión falta -crítica y autocrítica- un repensamiento radical de los repertorios de lucha. Es decir, ¿para qué sirve una huelga? Históricamente ha sido una herramienta que paraba la producción, demostraba la fuerza y la necesidad de la clase trabajadora como motor de las economías capitalistas y permitía posiciones fuertes de negociación porque atacaba directamente los beneficios empresariales. ¿Qué produce la universidad? Desde luego, no produce mercancías. Produce fundamentalmente conocimiento y prestigio simbólico, dos procesos productivos que se basan en la valorización de la vida y no se paran tan fácilmente como ausentándonos de las clases por un día.

La huelga universitaria debe ser un mecanismo efectivo que sirva, pues, para visibilizar un conflicto, para interrumpir la máquina de producción de conocimiento al servicio del beneficio empresarial y para dañar el prestigio simbólico. En cómo hacer estas tres cosas debemos pensar los próximos años si queremos crear dinámicas de antagonismo y contrapoder efectivas. No tenemos ninguna fórmula mágica.

Por otro lado, la huelga también tiene que ir más allá en su nivel discursivo, encuadrando otra serie de problemas de la universidad como la explotación de las becarias, la precarización del PDI y el PAS, los ritmos absurdos de evaluación continua, y un largo etcétera. Visbilizar estas cuestiones y a estos sujetos más allá de la huelga es uno de los retos fundamentales, y seguirá vigente el día 25 de marzo. Pero seguimos pensando que la huelga es necesaria, que tenemos que convertir los 32.000 votos en el referéndum en más de 32.000 voces y cuerpos en las calles, que la crisis de la universidad tiene que irrumpir en la metrópoli para que nadie en el Ministerio de Educación y en el Gobierno pueda negarla. Nosotras, las estudiantes, las precarias, las jóvenes, tenemos que dejar de sufrir y tener miedo. El 24 de marzo tenemos que salir a las calles y caminar despacio, como despacio suena la marejada de fondo que se los llevará de sus despachos en ministerios y rectorados. El 24 salimos como la marejada de la universidad del 99%, de la democracia y de los derechos. Empieza el tiempo de su miedo, empieza el tiempo de nuestra potencia.



20 de marzo de 2015

Colectivos estudiantiles y Oficina Precaria exigen buenas prácticas sobre becas a las universidades

Tras un proceso conjunto de reflexión, desde los colectivos estudiantiles abajo firmantes y la Oficina Precaria hacemos pública una carta abierta a las instituciones universitarias, que ya ha sido enviada por cauces formales. En ella exigimos la necesidad de introducir buenas prácticas desde los convenios entre universidades y empresas, de modo que se garanticen los derechos de los estudiantes durante su periodo de prácticas. Entendemos a las universidades como responsables de las #becasFraudulentas y señalamos su capacidad para revertir la situación. Pensamos esta campaña como un proceso abierto, e invitamos a los colectivos que no se hayan adherido y así lo deseen, a que lo hagan enviando un e-mail a info@oficinaprecaria.org con el título "Adhesión No más Becas". Lo decimos una vez más: ¡no más becas por trabajo!

A los señores rectores, decanos y las autoridades que competan,
Los colectivos universitarios de Madrid en colaboración con la Oficina Precaria llevamos tiempo inmersos en un proceso de reflexión en torno a las becas y su uso fraudulento por parte de las empresas. Hemos constatado que la figura del becario es usada para sustituir sistemáticamente puestos de trabajo, forzando a los becarios a desarrollar trabajo sin el reconocimiento de los derechos reconocidos por un contrato laboral mientras que no se cumple el objetivo teórico de las becas de desarrollo de una formación efectiva.
Esto no sería posible sin la complicidad de los centros universitarios ya que toda beca requiere de la previa firma de un convenio de colaboración entre el centro formativo y la empresa. Precisamente por ello entendemos que las instituciones universitarias tienen la capacidad de forzar en la redacción de esos convenios una serie de buenas prácticas que garanticen los derechos formativos del becario así como la compensación justa por su trabajo.
La universidad no debería ser cómplice de los abusos empresariales sino garante del contenido formativo de las prácticas.
A continuación exponemos una serie de reivindicaciones concretas desarrolladas a lo largo de estos meses y que consideramos deben de ser los mínimos imprescindibles que cada universidad debe incluir como condiciones en cada convenio de colaboración con cualquier entidad interesada:
El siguiente conjunto de reivindicaciones, consensuado por la Oficina Precaria y varios colectivos de las universidades públicas de la Comunidad de Madrid, parte de la exigencia, a nivel legislativo, de la derogación de las becas extracurriculares (las que no están integradas, como el prácticum, en el plan de estudios), así como de las prácticas no laborales en empresa, -deberían ser sustituidas por contratos de prácticas que se extiendan a los no titulados-. Las que siguen son las reivindicaciones para un funcionamiento adecuado de las prácticas curricularesi, y se dirigen a las autoridades universitarias competentes.
1. Adaptación de los planes de estudios para que los estudiantes puedan conciliar clases y prácticas. Entre otras medidas, se exigen la elección de horarios y turnos distintos, así como las evaluaciones no presenciales.
2. Limitación de los convenios de prácticas con las empresas sancionadas por Inspección de Trabajo durante un periodo que corresponda al nivel de la infracción.
3. Limitación de horas por convenio de prácticas, es decir, horas totales máximas de la práctica que desarrolla el estudiante a lo largo de todo el periodo.
4. Publicidad de los detalles de las becas en los convenios y en las ofertas de los servicios de empleo de las universidades. Deberán incluir los objetivos de formación a completar, así como la cuantía de la remuneración.
5. Limitación del número de prácticas curriculares en empresa: sólo un convenio por plan de estudios. Sucesivamente, se deberán aplicar otras formas que reconozcan la relación laboral entre estudiante y empresa.
6. Rotación del becario entre los diferentes puestos de la empresa que se correspondan con su titulación, para que las prácticas sirvan a un aprendizaje real.
7. Obligatoriedad de un salario económico que compense el coste de oportunidad de mantenerse fuera del mercado laboral durante la realización de las prácticas.
8. Prohibición de que el número de becarios suponga más del 5% del total de la plantilla, o el número de uno en empresas de menos de diez trabajadores.
Asimismo, se considera prioritario establecer mecanismos de control periódico de que la vertiente formativa de las becas se está desarrollando correctamente, así como mecanismos sencillos y con garantías por los que el estudiante pueda denunciar a la universidad el incumplimiento de las condiciones de su beca por parte de la empresa.
Por todo esto les invitamos a estudiar detenidamente el contenido de este documento y solicitamos un encuentro formal en el que abordar la forma de implantar estas medidas, no más tarde del 31 de marzo del presente curso. Entendemos que como máximos responsables de las universidades tendrán predisposición al diálogo en torno a cualquier iniciativa dirigida a proteger los derechos de los estudiantes, pero de lo contrario nos veríamos obligados a iniciar una serie de acciones encaminadas a hacer presente esta situación y presionar a las autoridades pertinentes para aplicar las medidas reivindicadas.
¡Contra el paro, la precariedad y sus culpables!
A. U. Contrapoder
A. U. Primero de Mayo
A. U. Con-Ciencia
A. U. Carlos Marx
Colectivo Rise Up
Attac UC3M
A. U. Tiempos Modernos
A. U. Puño y Letra
A. U. La Caverna
UEP-ei Derecho UCM
Colectivo de Estudiantes de Madrid (CEM)
Oficina Precaria

http://www.nomasbecasportrabajo.org/

9 de marzo de 2015

Todos los días son 8 de marzo

Para hablar de lo que significa el 8 de marzo, debemos remontarnos primero al origen de esta fecha. Existen varias interpretaciones de por qué conmemoramos este día a todas las mujeres trabajadoras -es decir, a todas las mujeres. A pesar de que la teoría más generalizada marca el inicio de esta celebración como conmemoración de la muerte de más de cien trabajadoras en la fábrica textil Triangle Shirtwaist (Nueva York, Marzo de 1911), varias huelgas de trabajadoras del sector textil marcaron el inicio de este Día de la Mujer. En los años posteriores, esta fecha se extendió por más lugares y otros hitos, como la demanda de pan y paz de las mujeres rusas en 1917, se añadieron a la historia de esta festividad.

Más allá de estos hechos, infinitos y continuos momentos podrían recogerse en esta reflexión sobre el papel de las mujeres en el desarrollo de la historia. Un papel que ha sido y sigue siendo OLVIDADO, IGNORADO Y MENOSPRECIADO DE MANERA SISTEMÁTICA. Un rol importante y necesario en la vida cotidiana y en la evolución de nuestras sociedades, aunque se nos haya ocultado premeditadamente. Porque muchas mujeres han sido y aún son esa sombra que está detrás de un cambio, de una derrota, al quedarse en un segundo plano porque la sociedad penaliza e impide que sean las líderes.

Hoy, según los medios oficiales, es el Día de la Mujer Trabajadora. Pero, ¿no somos todas trabajadoras? Desde las que tienen contrato hasta las que no. Desde la mujer que trabaja en casa a la que tiene un empleo remunerado. Todas, trabajamos, y muchas tenemos la doble jornada laboral: no salimos del trabajo, porque cuando llegamos a casa empezamos otro. Desde Rise Up queremos visualizar esta realidad: los trabajos de los cuidados, la limpieza, y ese largo etcétera al que llamamos "tareas" del hogar y que históricamente se ha asumido que somos nosotras, las mujeres, las que tenemos que desempeñarlo y que por tanto, nadie más debe encargarse y no debemos reclamar unas condiciones laborales dignas. "¿Por qué quieres cobrar/tener contrato/ser respetada en tu puesto de trabajo sí estás haciendo lo que tienes que hacer? Esto ha funcionado así durante siglos." Esta situación no es más que consecuencia del NINGUNEO Y DESPRECIO con el que el SISTEMA PATRIARCAL Y SUS CÓMPLICES ha tratado a todo lo producido por las mujeres. Nos han relegado a ser una mano de obra precaria en su sistema, a que la percepción social de los trabajos que realizamos tenga menos relevancia que el de los hombres. Pretenden limitar nuestra emancipación personal haciéndonos competir en un sistema laboral marcado por las dinámicas patriarcales que separan el trabajo laboral del trabajo en el hogar, OLVIDANDO QUE LO PERSONAL ES POLÍTICO. 

El cambio no reside en olvidar la existencia y necesidad de los cuidados, de lo doméstico, consiste en construir un mundo laboral EQUITATIVO y que trate y valore ambas esferas de la vida POR IGUAL. Sólo así lograremos AUTORREALIZARNOS COMO PERSONAS, todas y todos. Mientras que lo doméstico siga siendo un asunto "femenino", mientras que los hombres "ayuden" en casa y con las niñas/os, o ni siquiera lo hagan, no lograremos romper esta inercia, no lograremos crear un sistema que no nos agreda y no nos limite, que no nos relegue a un espacio social secundario, donde los puestos de responsabilidad no estén copados por hombres a pesar de que nosotras tenemos más estudios, donde no se nos obligue a trabajar en jornadas parciales, donde la brecha salarial no sólo no aumente, sino que desaparezca, y unas mayores tasas de desempleo femenino dejen de ser un elemento intrínseco al sistema.

Por eso, queremos hacer una DOBLE DENUNCIA. Denunciamos las condiciones cada vez más precarias del trabajo, de un mundo laboral de estrés, de horas y horas trabajando, de inseguridad y de competitividad que nos impone y al que nos somete este sistema patriarcal-capitalista en el que estamos inmersas. Por otro lado, denunciamos la desigualdad entre el mundo de lo doméstico y lo público, tanto en la percepción social, como en la diferencia de las condiciones laborales.

No queremos ensanchar un mercado de trabajo dominado por el “sálvese quien pueda”, por el egoísmo, por el sometimiento. Queremos un trabajo que dignifique a las personas, sin discriminar según su sexo y que cada una o uno de nosotros tenga la capacidad de desarrollarse como persona, sin las limitaciones por prejuicios sociales que existen. Puede haber ingenieras, astronautas y chefs, y puede haber profesores, enfermeros y limpiadores.




Unidas contra el patriarcado,

Colectivo Rise Up