13 de febrero de 2015

Medias naranjas? ¡Somos naranjas enteras!

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “amor romántico”?Creemos que el amor tal y como está actualmente construido, hace sufrir a las personas, tiende a separarlas emocionalmente, aunque formalmente las considera un “todo” dependiente: es un reflejo de individualismo y violencia. Proponemos un cuestionamiento de este amor romántico, para intentar repensar nuevas formas de querer, donde podamos ser más libres, más iguales y más felices.  
El amor que no queremos se muestra como una dominación sobre la vida de las personas. En 
primer lugar, y reflejo del capitalismo más atroz, se basa en el individualismo como condición 
de base, en la propiedad como forma de establecer lazos entre personas. El famoso “tú eres 
mía”, así como otras frases reflejan un deseo ambicioso de poseer al objeto amado. 
Se nos presenta el amor como una conquista, en lugar de plantearse como una construcción 
mutua entre personas. Al ser una conquista tan dura, parece que deba preservarse cueste lo 
que cueste, se pase sobrequien se pase, se sufra lo que se sufra. Reafirmar la media naranja 
no es otra cosa que negar nuestra autonomía y nuestras propias capacidades, haciéndolas 
depender de la otra o el otro. Esto favorece enormemente abusos y chantaje emocional.
Estamos ante un escenario especialmente propenso a emociones de desgracia, depresión y 
abuso por el lado contrario. Sufrir por amor lleva a menudo al maltrato. Ell amor romántico baña 
las relaciones de una concepción posesiva e individualista. Asumiendo que esta “debe ser” la 
forma de amar, interiorizamos los estereotipos y roles de género que se esperan de nosotras: 
sufridoras, pacientes, celosas, y un sinfín más. 
Peor aún, construimos utopías y fantasías emocionales sobre cómo es una “verdadera historia de amor” (donde “fueron felices y comieron perdices”), y puesto que aquella no se corresponde 
con la realidad mundana, sufrimos. Pero sufrir por amor nos parece de lo más normal. 
Aún así constructo utópico de felicidad es solo para dos, ¡qué más darán el resto! Por eso, 
tratamos también de deconstruir el límite de expresión del amor. Proponer el poliamor como 
alternativa no significa imponer el poliamor, es decir, no se trata de que este sustituya a la 
pareja como forma única de amar, sino de que sea una opción legítima. Por otro lado, tampoco 
implica que se debiliten los lazos amorosos por tener más de una relación. No se trata de 
despreocuparnos del resto del mundo, de los sentimientos que otras y otros puedan tener. La 
atención hacia esos vínculos sigue siendo esencial, así como el cariño, la reciprocidad, el 
intento por comprender a las demás y sus emociones. 
Para entender todo esto con profundidad debemos saber que no se trata de un tema personal. 
Debemos comprender que se trata de un orden de cosas sistematizado y perpetuado 
económica, política y culturalmente día a día: que seas infeliz en tu relación personal, que estés 
harta aguantar humillaciones, de sufrir y sentirte infravalorada, no es algo personal. Ni tuyo ni 
de tu pareja. El imaginario que nos enseñan y que perpetuamos es un imaginario insano y 
violento. Y es colectivo. De manera que colectivamente, debemos repensar qué prácticas y 
mitos nos imponen un amor doloroso, patriarcal-capitalista y, en definitiva, opresor. 
Quizá uno de los primeros pensamientos que hayas podido tener cuando has observado 
nuestra crítica al “amor romántico” es que qué aburridas y frías somos. Esperamos que hayas 
comprobado que, por el contrario, buscamos un amor sano, no otro que nos dice que querer 
implica sufrir y que nos encierra en lugar de liberarnos? . Rechazar los mitos del amor 
romántico implica que no queremos príncipes ni princesas, sino que queremos un amor 
solidario para todas y todos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas!
Me he metido en vuestro blog después de ver ese folio tan cutre pegado a la salida de la facultad de sociales xD.
La verdad es que estoy plenamente de acuerdo. El amor romántico es una tontería, yo no soy de nadie y nadie es mio. Mi ordenador es mio; pero no "mi" chico y por supuesto yo no soy "su" chica.
La gente no deberia vivir junta, es como el control absoluto de la otra persona, cada uno en su casa y amor en la de todos! Jejeje
A ver si se le cae el velo a la gente y ve las cosas como son: estar con la misma persona a todas horas es antinatural.

Asamblea de Estudiantes de la UC3M dijo...

Nos alegra mucho despertar un momento de reflexión en cualquier compañer@ de la uc3m! Agradecemos cualquier gesto, como tu comentario, que muestre apoyo a todo lo que hacemos y te animamos a estar atent@ para lo que vayamos moviendo en la uni. Por otro lado, haces bien en pensar así, es bastante más sano.

Anónimo dijo...

Me gusta vuestro blog. Lo leo de vez en cuando, aunque no soy estudiante universitaria (ya lo fui). Vi vuestras pegatinas por los semáforos y me llamaron la atención. Así dí con vosotras. Seguid así, la juventud tenéis mucho que decir.