Internet está sirviendo en las revueltas árabes como medio para movilizar y coordinar a las multitudes hastiadas por sus gobernantes. Para el poder ésto no ha pasado desapercibido y no han dudado en poner todos los medios a su alcance para bloquear y limitar el acceso a red de la población.
Tomás Muñoz García para Diagonal
Túnez ya tenía parcialmente bloqueado los contenidos de internet (está entre los 15 países con más censura en la red). Con 10 millones de habitantes, sólo 3,6 millones son usuarios de internet y 1,4 millones acceden a facebook, una de las tasas más elevadas de África, según Internet World Stats.
El Gobierno de Ben Ali tenía bloqueadas las páginas para compartir vídeos y las webs críticas. Pero no había limitado el acceso a facebook, donde el canal de TV Mubasher, que pertenece a Al Jazeera, encontró las imágenes de la inmolación de Mohamed Bouazizi, el 17 de diciembre y las protestas posteriores. Después, las autoridades tunecinas probaron todos los medios para frustrar el flujo de imágenes. Hubo apagones eléctricos y de internet en Sidi Bouzaid y localidades vecinas.
El 1 de enero, varios activistas locales sufrieron una operación sistemática de phishing (secuestro de cuentas de email y suplantación de identidad en redes sociales) organizada por el Gobierno con el fin de eliminar el disenso. También se bloquearon páginas de activistas como el blog colectivo nawaat.org. Asimismo, el Comité de Protección de los Periodistas, denunció la inyección de un script cuando se accedía a páginas populares para conocer los nombres de usuarios y contraseñas de blogueros, periodistas, políticos, activistas, etc.
Todos estos datos robados fueron luego utilizados para eliminar grupos, imágenes y comentarios en Facebook contrarios al régimen. Pero no se detuvo ahí la represión: el 7 de enero, el Ejecutivo encarceló a blogueros y activistas como medida desesperada para detener la revuelta. Previamente, y como respuesta a la operación de pishing, el grupo de activistas informáticos Anonymous lanzó la Operación Túnez, un ataque DDoS que provocó el bloqueo de las páginas del Gobierno.
El colectivo Hacktivismo también ayudó a los usuarios tunecinos a difundir vídeos grabados por móviles a través de YouTube. Dos días después, Ben Ali bloqueó algunos servicios de la red y lanzó amenazas contra los medios de comunicación locales y extranjeros que cubrían las marchas. Fueron detenidos periodistas y el bloguero Slim Amamou, hoy en el Gobierno provisional.
Egipto sin Internet
En Egipto, Mubarak fue más allá. Desconectó al país de internet. No es el primer precedente mundial, ya sucedió en Nepal en febrero de 2005 y en Myanmar en diciembre de 2007. El día 30 de enero por la noche, los cinco principales proveedores de acceso a la red (Telecom Egypt, Raya, Enlace Egipto, Etisalat Misr e Internet Egipto) recibieron la orden del Gobierno de cortar el suministro de datos a los 16 millones de clientes en el país, que ronda los 79 millones de habitantes.
Para entonces, el Ejecutivo había monitorizado los movimientos en la red de activistas. Lo que se realizó con la inestimable colaboración del proveedor estatal Telecom Egypt, quién se sirvió de la compañía norteamericana Narus (empresa procedente de Sunnyvale, California, fundada en 1997 por expertos israelíes y ahora propiedad de Boeing) para obtener esta información.
Las redes de telefonía móvil también fueron bloqueadas, hecho que se repitió en Siria. Vodafone ha reconocido que fue obligada a enviar sms de apoyo a Mubarak a sus clientes. Sin embargo, el apagón no terminó con el flujo de información desde la ribera del Nilo. Desde Telecomix habilitaron una serie de teléfonos internacionales a los que llamar para conectarse a internet con modems de 56 ks.
Funcionaron DNS alternativas como la de Google (8.8.8.8). Y Access Now llevó a cabo una campaña internacional para que los usuarios usen Tor (un sistema de cifrado que protege la seguridad y privacidad de la navegación por Internet). Las instrucciones se enviaban por fax. También han surgido redes de solidaridad, que ceden parte de su banda ancha para que los internautas egipcios dispongan de acceso. No hay que olvidar los servicios de tweats por voz, que permitió leer los comentarios procedentes de Egipto en cualquier parte del mundo, excepto en China, donde el Gobierno bloqueó toda información en la red referente a las revueltas.
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