Como señala la revista Interviú, Juan Antonio Aguilar fue miembro fundador de Bases Autónomas, un grupúsculo de ideología fascista involucrado en diferentes asesinatos de militantes de izquierda, homosexuales y migrantes durante los últimos años 80 y primeros 90. Militante de Falange española en los años 90, se presentó a las elecciones del año 2000 bajo la candidatura de España 2000, posteriormente dirigente del MSR (Movimiento Social Republicano) e imputado en el juicio contra la banda neonazi Blood & Honour que se desarrolló el pasado Junio.
Juan Antonio Aguilar compartió el púlpito del seminario con Sara Fernández Zurita (histórica militante del fascismo español), Jesús Palacios (responsable de relaciones con el exterior del Círculo Español de Amigos de Europa, CEDADE, cuyo Presidente afronta una pena de prisión por apología del genocidio), y varios miembros de la policía, el CESID, y el Ejercito español. El curso estuvo coordinado por Carlos Coloma, psicólogo social, tertuliano habitual de Intereconomía, y director de la revista de difusión de pensamiento fascista Disidencias.
Por un lado los medios de extrema derecha (e incluso algunos autodenominados progresistas) ponen en el punto de mira a los estudiantes de esta facultad cuando desarrollan una protesta pacifica contra Rosa Diez; y por otro normalizan con su silencio el desarrollo de un curso organizado por personas que niegan el holocausto y que han sido imputadas por vinculación con bandas violentas. Curiosamente, todos los adalides de la “tolerancia” y sus potentes medios de comunicación empresariales, que criminalizan cada expresión de participación estudiantil y pensamiento crítico, guardan ahora un silencio turbio. Pareciera entonces que el verdadero objetivo de sus ataques contra nuestra facultad no es otro que la izquierda organizada y mayoritaria, mientras que los neonazis no constituirían un problema para la convivencia. Esta inconsistencia nos parece reveladora de las credenciales democráticas de los enemigos de nuestra facultad y su vida política y cultural, ante la que quedan ampliamente desprestigiados.
La Universidad no puede ser una tribuna para el fomento del fascismo: el odio del penúltimo hacia el último, el racismo y la homofobia. En nuestra facultad, cuna de pensamiento crítico, de solidaridad y de memoria antifascista, no hay cabida para los nazis, y por eso su presencia ha tenido que darse de forma clandestina. Estudiantes, investigadores, trabajadores de la universidad y profesores rechazamos de forma contundente el uso de las aulas para lanzar propaganda nazi.
Por ello desde Contrapoder exigimos una aclaración pública de quien, dentro del Departamento de Psicología Social, ha organizado un curso en el marco del cual se ha invitado, junto con inspectores de policía, coroneles del CESID o tertulianos de la cadena ultra “Intereconomía”, a conocidos dirigentes neonazis. Queremos saber quién ha traído a nuestra facultad, pagado y amparado, a los nazis, y exigimos las responsabilidades derivadas y una rectificación pública. Llamamos a los estudiantes y precarios a reforzar las organizaciones y colectivos de izquierda y a defender la universidad como lugar de participación cultural, discusión y pensamiento insumiso frente al fascismo, histórica amenaza del pensamiento libre.
Juan Antonio Aguilar compartió el púlpito del seminario con Sara Fernández Zurita (histórica militante del fascismo español), Jesús Palacios (responsable de relaciones con el exterior del Círculo Español de Amigos de Europa, CEDADE, cuyo Presidente afronta una pena de prisión por apología del genocidio), y varios miembros de la policía, el CESID, y el Ejercito español. El curso estuvo coordinado por Carlos Coloma, psicólogo social, tertuliano habitual de Intereconomía, y director de la revista de difusión de pensamiento fascista Disidencias.
Por un lado los medios de extrema derecha (e incluso algunos autodenominados progresistas) ponen en el punto de mira a los estudiantes de esta facultad cuando desarrollan una protesta pacifica contra Rosa Diez; y por otro normalizan con su silencio el desarrollo de un curso organizado por personas que niegan el holocausto y que han sido imputadas por vinculación con bandas violentas. Curiosamente, todos los adalides de la “tolerancia” y sus potentes medios de comunicación empresariales, que criminalizan cada expresión de participación estudiantil y pensamiento crítico, guardan ahora un silencio turbio. Pareciera entonces que el verdadero objetivo de sus ataques contra nuestra facultad no es otro que la izquierda organizada y mayoritaria, mientras que los neonazis no constituirían un problema para la convivencia. Esta inconsistencia nos parece reveladora de las credenciales democráticas de los enemigos de nuestra facultad y su vida política y cultural, ante la que quedan ampliamente desprestigiados.
La Universidad no puede ser una tribuna para el fomento del fascismo: el odio del penúltimo hacia el último, el racismo y la homofobia. En nuestra facultad, cuna de pensamiento crítico, de solidaridad y de memoria antifascista, no hay cabida para los nazis, y por eso su presencia ha tenido que darse de forma clandestina. Estudiantes, investigadores, trabajadores de la universidad y profesores rechazamos de forma contundente el uso de las aulas para lanzar propaganda nazi.
Por ello desde Contrapoder exigimos una aclaración pública de quien, dentro del Departamento de Psicología Social, ha organizado un curso en el marco del cual se ha invitado, junto con inspectores de policía, coroneles del CESID o tertulianos de la cadena ultra “Intereconomía”, a conocidos dirigentes neonazis. Queremos saber quién ha traído a nuestra facultad, pagado y amparado, a los nazis, y exigimos las responsabilidades derivadas y una rectificación pública. Llamamos a los estudiantes y precarios a reforzar las organizaciones y colectivos de izquierda y a defender la universidad como lugar de participación cultural, discusión y pensamiento insumiso frente al fascismo, histórica amenaza del pensamiento libre.
En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología,
Universidad Complutense de Madrid,
3 de noviembre de 2010
Universidad Complutense de Madrid,
3 de noviembre de 2010
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