Nos los repetirán aunque cientos de familias
sean desahuciadas por bancos todos los días. Aunque se privatice la sanidad
pública y se decrete un tasazo en las universidades haciendo que sólo acceda a
los estudios quien pueda pagárselos. Nos lo repetirán una y otra vez aunque el
desempleo nos alcance ya a más de la mitad de los jóvenes y la precariedad
laboral sea el horizonte vital de toda una generación. Aunque el gobierno
obedezca como un siervo a la troika y a los bancos. Aunque el código penal se
reforme para criminalizar a las que nos oponemos a los recortes. Aunque la CEOE
mande más que nunca, nos dirán sin ruborizarse que no hay motivos.
Repita
conmigo nuevamente: la huelga es cosa de unos pocos, de sindicatos antiguos, de
vagos que no quieren trabajar ni arrimar el hombro para sacar al país de la
crisis.
A todos ellos, a ese 1% que se aprovecha de la
crisis para desmantelar nuestros derechos condenándonos a una profunda
regresión social y salvar así sus privilegios, a ellos les decimos que somos
cada vez más las jóvenes que nos atrevemos, los que hemos perdido el miedo porque
nos han robado ya demasiado, las que vamos a convertir la huelga del 14 de noviembre
en cosa de todos: de los invisibles, que desde el subsuelo
hemos aprendido lo que es la dignidad; de todas las paradas y desahuciados, de las precarias y los intermitentes, de las
migrantes, las mujeres, los falsos autónomos y las becarias explotadas. Esta huelga es también nuestra, de los estudiantes que queremos derechos y
universidad pública al servicio de la sociedad y no del mercado.
Desde el consejo de administración de alguna
corporación con beneficios millonarios. O desde algún escaño. Desde el
ministerio de economía, desde el Santander y desde el Zara. Desde el Banco
Central Europeo y el FMI. Desde todos esos sitios nos intentarán colar sus
mentiras. Nos dirán que si todos obedecemos y nos callamos un poquito más las
cosas van a mejorar y la crisis terminará. A todos ellos, nosotras desde la
universidad, desde el colectivo Rise Up, sólo podemos decirles que se vayan,
que no vamos a descansar hasta que no quede ni uno. Les decimos, les gritamos, que son el 1%, y que no
nos representan. Que nos están robando los derechos y la vida. Que están
parasitando la riqueza social que entre todas creamos. Y sobre todo, que el 14
de noviembre nos tendrán en la calle, en las facultades, en las plazas, en los
barrios y en los centros de trabajo, luchando por recuperar nuestro futuro.
No pensamos que un día de huelga general por
sí sólo vaya a ser la solución, pero creemos que se trata de una herramienta más
para plantar cara a tantos ataques, para encontrarnos en las calles, descubrir
la fuerza que tenemos juntas, y aprender de ello para continuar luchando al día
siguiente por los derechos y por la democracia. No asumimos ni repetimos eso de
que las huelgas no sirven para nada porque
es un falseamiento de la historia y una invisibilización de todas esas personas
que luchando han ganado derechos, pero también de las que han perdido la vida.
Estamos hartas. No queremos más mentiras. Tampoco queremos volver a nuestras
vidas antes de la estafa de la crisis. Ahora lo queremos todo. No vamos a parar
hasta construir otro mundo, uno donde quepan muchos mundos, uno donde manden
los pueblos y no haya gobiernos que obedezcan a los bancos. Les decimos que el
14N seremos multitud, y que no pueden esconderse más tiempo detrás de las corbatas
y dentro de sus coches oficiales, porque no habrá un solo rincón de Europa en
la que la voz desobediente e insurrecta de las de abajo no se escuche.
Hacia la huelga general del 99%: construyendo
rebeldía.
Colectivo Universitario Rise Up de la Universidad Carlos III de Madrid
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